Keenan Naughton Fernandez nació el 21 de junio de 1989 en Albany, Nueva York, el solsticio de verano y el día más largo del año. Creció en un vecindario maravilloso, rodeada de los mejores amigos de la infancia. Durante estos primeros años, desarrolló un amor por la ciencia y el aire libre, tocó el piano y se convirtió en una fuerte nadadora y practicantes de snowboard. A la edad de 12 años se mudó a Atlanta, Georgia, donde hizo maravillosos nuevos amigos, desarrolló un amor por la escritura creativa, jugó waterpolo y se convirtió en una jugadora de squash de nivel nacional. Keenan fue una excelente atleta, y su espíritu aventurero y su amor por el aire libre la llevaron a practicar muchos deportes, como el senderismo, la escalada en roca y el buceo. Durante 2007-2008 asistió a la Universidad de Colorado en Boulder, donde una vez más, hizo maravillosas nuevas amistades. Ella amaba Colorado, sus montañas, y especialmente sus puestas de sol. Uno de sus dichos favoritos fue “Si tengo la suerte de estar en las montañas, tengo la suerte”. Durante su primer año, escaló las Montañas Rocosas en Colorado, los Andes en Perú, y completó su primer año con un promedio fuerte como Mayoritario de Fisiología Integrativa. En mayo de 2008, decidió tomar un “año sabático” con destinos en India, Nepal y África. Durante su tiempo en la India, caminó en el Himalaya durante 35 días alcanzando una cumbre de más de 15,000 pies. Luego vivió con una familia tibetana mientras ella internaba en una clínica médica estudiando medicina tibetana. Sus estudios también incluyeron idiomas tibetanos y nepalíes, religión, yoga y meditación. El resto de su viaje consistió en enseñar a niños indigentes en la India y trabajar en la conservación de los animales en África. Lo más importante, Keenan era una persona cariñosa que amaba a la familia, no juzgaba y aceptaba a todas las personas. Los niños, sobre todo, tenían un lugar especial en su corazón. Ella era una verdadera amiga de todos los que la rodeaban, ya sea que necesitaras un guerrero o solo un hombro. Su gran sonrisa y su infeccioso amor por la vida fueron el reflejo de su determinación de vivir la vida correctamente con un entusiasmo desenfrenado. En su momento final, ella dio su vida tratando de salvar a un amigo que se está ahogando. El mundo hubiera sido un lugar mejor si hubiera podido quedarse con nosotros un poco más …